Redes Sociales del presente y del futuro
¿Cómo se relacionan los adolescentes con las redes sociales que existen? ¿Qué diferencia a los Millennials de los Z o Alpha a la hora de afrontarlas? ¿Cuáles serán las redes sociales del futuro?
En este artículo intentamos responder a estas preguntas y reflexionar sobre la diversidad de redes sociales de las que disponemos y disponen los/as adolescentes; y sobre los sentimientos que generan en ellos/as y sus familias. Veremos las redes sociales del presente y las que podrían ser las del futuro.
Y es que a día de hoy, todo está en redes sociales y todos y todas, de una manera u otra, estamos en alguna red social. Cada persona tiene sus motivos para estar en cada red social, y muchos de esos motivos van asociados a la edad del usuario/a.
Tik Tok: la red social mayoritaria entre la Generación Z
Los adolescentes de hoy ya han nacido en una era post- Facebook, es decir, en su vida ya existían las redes sociales. Al ser nativos/as digitales y estar acostumbrados/as a formatos audiovisuales, su forma de consumir contenido es diferente a la de generaciones anteriores. Es por esto que el formato de Tik Tok, basado en vídeos cortos, cumple todas las condiciones para ser su red social favorita.
Empezó siendo una red social ligada a vídeos virales, música y coreografías; pero ahora, además de esto, engloba todo tipo de contenido: comedia, recomendaciones, divulgativo… De hecho, para muchos jóvenes de la Generación Z, se ha convertido incluso en su motor de búsqueda, tal y como refleja este artículo de The New York Times.
Es el poderoso algoritmo de la plataforma, que personaliza los vídeos que muestra a los usuarios en función de sus interacciones, el responsable de esta predilección; ya que consigue que puedan encontrar fácilmente información y contenido muy adaptado a sus gustos.
Buscar información únicamente en Tik Tok u otras redes sociales también tiene su lado oscuro, ya que son plataformas muy vinculadas a la desinformación y las fake news, que pueden calar de especial manera en personas que, por su edad y desarrollo, son más influenciables.
Instagram, una red social muy millennial
Instagram para muchos adolescentes ya está empezando a hacerse viejo. De hecho es la red social ‘millennial’ por excelencia.
Como sus familias ya están en Instagram, muchos de estos miembros de la Generación Z optan por tener su cuenta de cara a la galería, que cumple con los parámetros más estéticos que caracterizan a esta red; y otra privada, conocida como Finsta (fake Instagram), donde ponen fotos más reales, de fiesta e incluso ridículas, y muestran otra realidad para unas pocas personas de su entorno y de su misma edad.
Además, en Instagram no se aferran al contenido fijo del feed, sino que tiran más de stories, que no permanecen: la fugacidad. Algo que la propia red social también está potenciando en sus últimas actualizaciones.
BeReal
Como vemos, mostrar la realidad de nuestras vidas es uno de los temas que siempre surgen cuando hablamos de las redes sociales. Y en torno a este debate es cómo surge BeReal, la última red social de moda entre la Generación Z.
Su concepto parte de la naturalidad, del antipostureo, de lo que vives en el aquí y ahora. Parece interesante, pero también tiene una cara B relacionada con los problemas de salud mental que se relacionan con las redes: el miedo a perderte algo o FOMO (fear of missing out).
Esto, en cierto modo, es la base de la aplicación, ya que cada día llega un aviso a sus usuarios/as en el que tienen 2 minutos para publicar lo que están haciendo en ese instante, con una foto que refleja lo que se ve desde las cámaras trasera y delantera de su móvil. Cada día el aviso es una hora diferente y, si no publican sus fotografías, no podrán ver lo que han publicado sus amigos/as.
Twitter: para lo concreto
Una red social eminentemente utilizada para informarse, y también para fans, ya que muchos/as seguidores de series, juegos o música conectan a través de Twitter para estar informados y socializar con las últimas novedades de lo que más les interesa.
Destacamos también los escándalos por hostilidad que se han vivido en los últimos tiempos, ya que un porcentaje de los perfiles de Twitter (la gran mayoría anónimos), son auténticos trolls y haters que insultan y atacan a personajes públicos y perfiles que no piensan como ellos/as, gracias al anonimato que permite esta red social.
¿Podemos aprender y enseñar a usar las redes de un modo sano y responsable?
Si abordamos el tema de las redes sociales desde la salud mental (un debate demasiado amplio), queremos destacar dos cosas: Cómo está bajando el nivel de atención de personas de todas las edades y el hecho de que, para un alto porcentaje de jóvenes, vivir de las redes sociales se haya convertido en una meta.
Lo del nivel de atención podemos comprobarlo en nuestro día a día. ¿Cuántas veces nos sorprendemos viendo una serie y teniendo que rebobinar porque estábamos mirando el móvil y no nos hemos enterado? Las redes sociales han influido en cómo consumimos el contenido, ya que requieren un periodo de atención rápido y corto.
Nuestra atención ya está diversificada y muchas veces no disfrutamos al 100% porque vivimos pendientes de lo que pasa (también) en nuestros teléfonos. Esto influye en el disfrute de las pequeñas cosas pero también en el sueño, en la atención, en la retención y la memoria.
En cuanto a lo aspiracional de las redes, a veces nos cuesta diferenciar entre la vida idílica que plantean (mostrando solo una parte de la misma) y la vida real. Esto aplicado a adolescentes que aún no tienen un criterio formado por su falta de experiencias, puede conducir a la frustración por no llevar esas vidas o tener determinados físicos; o incluso a crear contenido, no para compartir con amigos/as o desarrollar su creatividad, si no únicamente para convertirse en influencers e intentar vivir la vida ‘de ensueño’ que estas personas llevan.
Según un estudio del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación FAD Juventud, 1 de cada 3 jóvenes desearía ser influencer y 1 de cada 10 ya lo está intentando. Algo que de nuevo les puede llevar a frustrarse o que, incluso si lo consiguen, se puede convertir en un arma de doble filo: la profesión de influencer no es tan idílica como parece.
Por supuesto, con esto no queremos decir que las redes sociales no nos traigan cosas positivas: La posibilidad de conectar con amigos, con personas con las que compartes intereses, desarrollar tu creatividad….
Las redes sociales ya son parte esencial de nuestras vidas y no tiene sentido demonizarlas. Sí creemos que hay que aprender a usarlas.
Sin embargo, una de las grandes preguntas que lanzamos es ¿podemos aprender a usar las redes sociales de modo responsable con los cambios tan rápidos que tienen lugar en estas herramientas? ¿Tenemos tiempo de analizar e interiorizar qué provocan en nosotros/as?
Os invitamos a reflexionar sobre ello y, por supuesto, a escuchar nuestro Kidcast y a seguirnos en las redes sociales de TMKF.