La Pirámide de Maslow versión kids 2.0

Share

La Pirámide de Maslow es una teoría psicológica propuesta por Abraham Maslow en su obra “Una teoría sobre la motivación humana” (1943), que obtuvo una importante notoriedad, no solo en el campo de la psicología sino también en el ámbito del marketing y la publicidad. Su teoría defiende que conforme se satisfacen las necesidades más básicas, los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados.

Dalton2, Dalton1, CC BY-SA 1.0 https://creativecommons.org/licenses/by-sa/1.0, via Wikimedia Commons

Sin lugar a dudas, el ámbito de los deseos y las necesidades humanas es un pilar básico para el marketing y la publicidad, siempre en búsqueda de ese brillante insight que sirva de palanca para mover al consumidor y, aunque han pasado más de 80 años desde que Maslow pensara en su famosa pirámide, su contenido sigue siendo en muchos aspectos válido hoy en día. Por eso, desde TMKF queremos compartir con vosotros nuestra particular actualización de la Pirámide de Maslow, aplicada a los niños y adolescentes de hoy día.

Necesidades fisiológicas

En la base de la pirámide están las necesidades vitales. Naturalmente, estas necesidades siguen siendo básicamente las mismas (respirar, comer, descansar…), pero podemos hablar de cómo los cambios sociales, familiares y de consumo han afectado al modo de satisfacer estas necesidades. 

Las nuevas tecnologías están afectando a las necesidades fisiológicas de niños y adolescentes:

  • Su salud se está viendo afectada por unos hábitos más sedentarios, como jugar menos al aire libre y una alimentación con más ultraprocesados que nunca.
  • Niños y adolescentes están modificando sus horarios y pautas de sueño. El consumo de contenidos más allá del tradicional horario infantil y el insomnio tecnológico adolescente, son algunos elementos que afectan a esa base de la pirámide respecto a la de los niños de la sociedad de Maslow.

Necesidad de seguridad

Si bien sentirse seguro es básico para cualquier niño, el paso del tiempo también ha introducido cambios importantes en este nivel de la pirámide.

La familia, el principal pilar de la seguridad en la infancia, ya no es la que era en tiempos de Maslow: ya no hay un único modelo de familia y se ha reducido el número de hijos, por lo que se tiende a sobreprotegerlos. También tendríamos que tener en cuenta temas como la conciliación trabajo-familia, completamente distinta desde la incorporación de las mujeres al mundo laboral. 

Hablar de seguridad hoy día es hablar también de la atracción de los más jóvenes por la tecnología y los riesgos por su mal uso: el sexting, el ciberbullying… Son problemas que están muy vigentes y que sufren especialmente los niños y las niñas.

En cuanto a la seguridad sobre su futuro, según el IX Informe Young Business Talents, el 65% de los preuniversitarios españoles cree que conseguirá empleo en menos de un año tras finalizar sus estudios y seis de cada diez jóvenes piensa que su generación está mejor preparada que la de sus padres. 

Afiliación

Una vez se sienten seguros y protegidos por las personas y el entorno que les rodea, surge la necesidad de afiliación, la amistad, el afecto, el sentimiento de pertenecer a un grupo… Y en eso, hoy en día, la tecnología tiene mucho que ver, ya que satisfacen gran parte de esa necesidad a través de las redes sociales.

Tienen la posibilidad de conocer gente con sus mismos gustos y aficiones, crear amistades a distancia (o ligar) de forma mucho más sencilla que hace años, lo que hace que cada vez más utilicen estos medios para cubrir esa necesidad de afiliación.

Reconocimiento

Pero no solo basta con tener followers. Su necesidad de afiliación, al menos a nivel digital, viene prácticamente de la mano de la necesidad del reconocimiento, que se presenta en forma de likes, RTs, FAVs y otras tantas interacciones de las redes sociales.

Todas ellas se han convertido en una forma de comunicación entre los chavales, y por esa razón se sienten reconocidos cuando alguien “valora” los contenidos que comparten: cuantas más interacciones positivas consigan, más reconocimiento y respeto reciben por parte de su comunidad, y eso provoca en ellos una satisfacción a nivel emocional, pero también cerebral.

Autorrealización

La cúspide de la pirámide. Ese momento en el que los chavales llegan a experimentar que lo que hacen, dicen y publican en las redes tiene un impacto real en el resto. Los chavales se sienten escuchados, comprueban que sus opiniones viajan a través de la red y la gente quiere oírlas, lo que les convierte en auténticos influencers de nuestra época.

De hecho, ser influencer se ha convertido en una de las profesiones que más atraen a los niños de hoy en día.

¿Se puede pedir más? Para un niño o un adolescente, no.

Share